jueves, 30 de septiembre de 2010

Inventos Argentinos IV

Secador de pisos

El secador actual es un invento de José Fandi, vicepresidente de la Asociación Argentina de Inventores, llamado “secador de pisos”, implemento de servicio en millones de hogares argentinos. El secador para pisos fue registrado en 1953 y fue el tercer invento de Fandi del que en 2004 se están fabricando unos 25 millones por año.

Colectivo

En el marco de una mecanización creciente, de la crisis mundial y de la presidencia de Hipólito Yrigoyen en nuestro país nació uno de los inventos argentinos más reconocidos, un nuevo medio de locomoción que terminó por imponerse.
El primer antecedente fueron los ómnibus, coches abiertos, tipo jardinera que circularon por primera vez el 30 de Noviembre de 1903 en la Avenida de Mayo. Uno de los predecesores fue la empresa Trolley Bus. Estos tenían un motor de explosión a nafta pero la función que tenía el mismo era conectar a un generador de corriente que alimentaba al motor eléctrico.
El problema de éstos es que ensuciaban mucho el pavimento y tenían que descansar para poder seguir funcionando luego. Realizaban dos “siestas” para dicho fin. No fue lo esperado y fracasó. Recién en 1922 apareció una línea de este tipo capaz de brindar un servicio regular, la misma pertenecía a Sandalio Salas.
Sin embargo fue el 24 de Septiembre de 1928 que los porteños participaban del debut de algo que no implicaba ninguna novedad en cuanto a los vehículos ni tampoco a su sistema de tracción.
En el año de la crisis mundial, el dinero era escaso y la gente no tomaba taxis en la ciudad de Buenos Aires. Este problema de falta de clientela llevó a un grupo de taxistas a ver a Don Diego Abad de Santillán para buscar una solución. Según ciertas fuentes a Don Diego se le ocurrió que transformaran los autos en pequeños ómnibus llevando varios pasajeros por un itinerario fijado a un precio reducido por pasajero. Lo más probable es que la idea de poner a funcionar el “taxi colectivo” surgió entre todos.
La forma de explotación tampoco era nueva, aunque la conjunción de todas estas características lo harían único. Así se lo consideró en poco tiempo como un invento argentino: había nacido el colectivo.
Era el servicio ideal para la sociedad de la época y la iniciativa fue un éxito en poco tiempo. Fueron muchos los que se aprestaron a organizar servicios análogos, aumentando las líneas en todos los barrios.
El colectivo fue evolucionando y cuando el espacio para 5/7 pasajeros comenzó a resultar insuficiente se modificaron los coches llevándolos a 10. Luego se le aplicaron chasis de camiones y fueron cada vez más grandes y de mayor capacidad, convirtiéndose en ómnibus.
Otros cambios que sufrió fueron por ejemplo en los colores y se comenzó a inscribir en los costados el nombre de la empresa fileteado. También de cobrarse el boleto al descender se pasó a hacerlo al comienzo del recorrido. Los mismos tampoco tardaron en llegar a Uruguay, Paraguay, Brasil y de a poco a otras ciudades del mundo.

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