jueves, 30 de septiembre de 2010

Inventos Argentinos I

Sistema dactiloscópico

El Sistema Dactiloscópico, o sea, el método de clasificación y la tecnología de identificación de personas por sus huellas digitales, fue inventado en 1891 por el policía argentino Juan Vucetich, impulsado por la enorme cantidad de crímenes. Y el primer caso resuelto con ayuda de este método también ocurrió en Argentina.



El bypass

La intervención para tratar obstrucciones del corazón fue creada por René Favaloro en 1967. Revolucionó la cirugía y hasta hoy es la más practicada en todo el mundo. Por desgracia, el bypass no pudo salvar la vida de Favaloro, quien se pegó un tiro en el corazón al no recibir apoyo económico del gobierno para su Fundación, pionera en la investigación de la medicina cardiaca.

El bastón para no videntes

En 1921, José Mario Fallótico vio a un ciego esperando por ayuda para cruzar una calle de Buenos Aires, pero nadie se percataba. Pensó entonces en crear algo que fuese una herramienta y al mismo tiempo un símbolo para avisar que la persona necesita ayuda. Su invento llenó huecos por todo el mundo, y hasta tiene su propio día internacional (15 de octubre). La última versión, que funciona con ultrasonido, también es argentina, así como el semáforo braile.



El dogo argentino

Puede no parecer un invento pero lo es: una máquina de matar diseñada por el médico Antonio Norez Martinez, en el año 1964  y definitivamente no lo citaría como un “buen” invento, pero sigue siendo un asombroso logro de la genética, una calculada cruza de siete perros de caza. El Dogo argentino es definido como el mejor perro de combate del mundo, capaz de cazar jabalíes solo. Un sólo dogo fue incluso capaz de abatir a un toro, aún teniendo una pata fracturada por la difícil pelea.







La soda
El sifón de soda es un invento de la empresa argentina Drago. Lo creó en 1965 como una máquina de fabricar soda artesanal, ya que los sifones eran recargables. Al pasar los años, se comenzaron a fabricar en todo el mundo, sufriendo modificaciones hasta terminar en los actuales y más comunes sifones de plástico no recargables.

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